Elaborar un trabajo de graduación, sobre todo cuando tiene cierta extensión, implica un desafío que puede ser visto de diferentes maneras; ya sea como una aventura del conocimiento o como un simple trámite.
. La cultura del consumo en la que hoy día estamos inmersos, considera el hecho de pensar como algo innecesario, y se tiende a aprovechar lo que otros ya han hecho, reelaborándolo para que sea aceptable y este acorde a los gustos de las personas encargadas de revisar el documento.
. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el trabajo de graduación no es solo un trámite, sino la prueba en la que el alumno demuestra que tiene la madurez suficiente para llevar a cabo una tarea de importancia, que aplica los conocimientos adquiridos durante la carrera, así como disciplina, constancia y creatividad.
. La elaboración de este tipo de trabajos ayuda a la formación del estudiante como profesional, ya que con ellos se puede contrastar lo enseñado en las aulas con lo que expresa la realidad. La formulación concreta de un problema debe ser resuelta a cabalidad con los conocimientos metodológicos adecuados y un plan de trabajo detallado, que pone en juego diferentes capacidades.
. De esta manera, el trabajo de graduación debe ser visto como un reto placentero, que conduce a una mejor formación. Debe recordarse que la mayoría de los profesionales necesita presentar periódicamente proyectos e informes que estén correctamente fundamentados y acertadamente explicados. Si no se tiene capacidad para esto, tarde o temprano se tendrá que aprender con un alto costo.
. Por todo lo anterior, siempre debe buscarse una universidad que capacite al estudiante para resolver problemas de forma creativa y de acuerdo con los requisitos que las empresas de la sociedad del conocimiento requieren, y esto incluye enseñar a pensar y redactar de forma sistemática y coherente, aspecto que se demuestra de forma plena en el trabajo de graduación.